
Frías, Choya (C) Santiago se cocina a fuego lento. La presencia de un verano agobiante tiene a los santiagueños acorralados entre la desesperación y la jungla de cemento que no da tregua. Frente a esta caldera natural, evidentemente algo hay que hacer y es allí donde las villas turísticas incrustadas en las sierras de la provincia de Catamarca aparecen como una excelente opción. Frienses y santiagueños no dudan un segundo en aprovecharlas y dejarse seducir por sus encantos. Guayamba, una pequeña localidad ubicada entre las montañas del departamento El Alto es hoy uno de los centros turísticos de la región más concurridos por las familias de Santiago en cada fin de semana. Dueña de un microclima espectacular, combinada con la comodidad de sus campings, la frescura del río que baja serpenteante desde los picos elevados del cerro Ancasti y la tranquilidad que implica alejarse del ensordecedor ruido del hormiguero urbano, claramente es algo que no tiene precio. Fácil acceso Desde Frías hay que recorrer 90 kilómetros por ruta asfaltada. Desde Santiago, aproximadamente 130. La villa y sus comodidades permiten al turista relajarse y disfrutar de las ventajas de un momento único en familia. Será por eso que los viernes la ruta nacional 64 luce cargada de vehículos con familias enteras que huyen del calor de la ciudad en busca del oasis del verano. El secreto es llegar temprano, para conseguir un buen lugar a lo largo y ancho del río. El agua bien helada y el humo de las parrillas llama al disfrute antes de poner un pie fuera del vehículo. Cientos de carpas levantadas a la vera del cauce devuelven una imagen magnífica. Durante los últimos días estuvo lloviendo en la zona de la cumbre, esto motivó que el río bajara bien cargado. La olla (una formación de piedras cavadas casi perfecta por la fuerza del agua) es uno de los puntos elegidos por la gente para darse un buen chapuzón. Dos paredones inmensos teñidos por el verde tierno de las hojas pintan el paisaje de una serranía increíble fundida con el azul del cielo. Cuando la tarde cae lentamente y el sol se esconde hasta el día siguiente tras las montañas, la temperatura baja sustancialmente y se encienden las luces de la noche de boliches y espectáculos. Así está Guayamba, ideal para el verano gasolero, para evitar el calor del llano. Ir hasta allá, sin dudas, vale la pena.
Por Claudio Cerezo - Corresponsal en Frías
Diario El Liberal (14/01/07)
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